Continuidad en la participación ciudadana: el efecto acumulativo



Una de las cuestiones que surgen a menudo a debate cuando hablamos de participación ciudadana es la baja participación en los procesos y la poca cultura participativa en nuestro país. Tendemos a mirar hacia fuera, cargando en los hombros de la ciudadanía todo el peso del fracaso de la participación. Pero me planteo, ¿cuál es el factor clave que nos podría permitir aumentar la participación ciudadana?


Y la respuesta la tengo bastante clara: impulsar procesos participativos. Uno tras otro.

Considero esta la mejor forma de aumentar la participación ciudadana porque cada proceso participativo contribuye a generar un efecto acumulativo en torno a al grado de participación de la ciudadanía. Podría definirlo así: acción mediante la cual la prolongación en el tiempo y la repetición de distintos procesos participativos incrementa progresivamente la cultura participativa y la participación activa.

Es muy importante que los procesos participativos no sean casos aislados, que dependan del empeño casi personal a veces de políticos y personal técnico. Deben formar parte de una estrategia mucho más amplia y a largo plazo cuyo objetivo final sea conseguir el mayor grado de participación posible.

Por ejemplo, en un proceso de participación vinculante, como unos presupuestos participativos, la ciudadanía puede comprobar que efectivamente como su participación tiene un efecto real. Un proceso de este tipo es fundamental para sentar unas bases fuertes de una cultura participativa.

Con cada proceso participativo realizado se van acumulando ideas, el conocimiento generado, el trabajo de la ciudadanía, las relaciones que se crean y fortalecen y todo ello va dando forma a una identidad y un compromiso común. Por eso necesitamos una continuidad en los procesos participativos.

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